Con la conferencia “Titanic, la historia intermidable: Génesis de la seguridad marítima”, concluyó el Festival del Mar 2025 en el marco de los festejos del Día de la Marina.
El Museo Casa del Marino fue el punto de reunión de marinos, personal educativo, invitados especiales y público en general para escuchar la historia de lo que prometía ser el viaje más seguro y lujoso de su época y terminó en una de las tragedias marítimas más recordadas del mundo.
La conferencia efectuada el 25 de junio “Día Internacional de la Gente de Mar” fue organizada por la Capitanía de Puerto a cargo de Luis Barreiro Varela en colaboración con el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán que dirige Raúl Rico González.
La exposición de los hechos estuvo a cargo del Capitán Mario Velázquez Salazar y el Capitán Carlos Angulo Hernández.
En su intercalada exposición acompañada por fotografías ambos destacaron que el majestuoso transatlántico, fruto de la ingeniería más avanzada de su época, se convirtió en sinónimo de lujo y grandeza, pero también de tragedia y lecciones aprendidas en la navegación.
Recordaron que la fatídica noche del 14 de abril de 1912, mientras el Titanic avanzaba a gran velocidad, los vigías avistaron un iceberg a una distancia crítica. Fue un momento que cambió el rumbo de la historia. El primer oficial William McMaster Murdoch, al recibir la alarma, ordenó detener las máquinas y girar a babor (hacia la izquierda), esperando que el barco pudiera evitar el impacto. Sin embargo, el iceberg se encontraba a solo seiscientos metros y, aunque se tomó una acción rápida, fue insuficiente. El impacto fue inminente.
En su participación los conferencistas narraron que los operadores de telegrafía inalámbrica del Titanic, Jack Phillips y Harold Bride, el día de la tragedia se hallaban en medio de un colapso de trabajo. A pesar de recibir advertencias sobre icebergs de otros barcos, la intensa carga de mensajes que transmitían a los pasajeros hizo que no prestaran la debida atención a las advertencias que podrían haber salvado vidas. Al final, el capitán Edward John Smith tampoco recibió la información necesaria sobre las condiciones del mar, lo que contribuyó a la tragedia.
El naufragio del Titanic trajo consigo preguntas profundas sobre la seguridad marítima. Las investigaciones posteriores revelaron que el acero utilizado en la construcción del barco contenía un alto porcentaje de azufre, lo que lo hacía más frágil en aguas heladas, comentó el Capitán Velázquez.
Esto, junto con la falta de suficientes botes salvavidas y el diseño del barco, que priorizaba la estética sobre la seguridad, se convirtieron en lecciones de gran importancia, añadió el Capitán Angulo.
Como consecuencia de esta catástrofe, se convocó la primera convención sobre seguridad de la vida en el mar en 1913, dando lugar al nacimiento del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS). Este conjunto de regulaciones buscaba mejorar las prácticas de seguridad en la navegación y garantizar que incidentes como el del Titanic no volvieran a ocurrir.
En el contexto de esta charla sobre el Titanic, se habló de la importancia de las lecciones aprendidas, pues la tragedia no solo se asocia con la pérdida de vidas, sino también con la necesidad de reformas significativas que continúan influyendo en la construcción y operación de los barcos modernos.
Hoy, a más de un siglo de esa noche fatídica, el Titanic nos recuerda que el conocimiento y la preparación son esenciales en la navegación. La historia de este legendario transatlántico no solo es una lección de historia, sino también una advertencia sobre la arrogancia humana frente a la naturaleza. La búsqueda de respuestas sobre el Titanic y su legado continúa, y es nuestra responsabilidad honrar las memorias de quienes perdieron la vida al aprender de sus errores, coincidieron los expositores.
La clausura estuvo a cargo del Capitán de Puerto, Luis Barreiro.