El transporte más típico de la ciudad es la Pulmonía, disfrutar de un paseo por el malecón o las calles del centro histórico de la ciudad mientras disfrutas de hermosas postales es imperdible si visitas Mazatlán.
La historia de este vehículo, único en el mundo, data del 20 de Diciembre de 1965, fecha en que por primera vez hicieron su aparición en la ciudad unos extraños carritos de características muy peculiares, los que de inmediato atrajeron la atención de la gente.
En este fecha un hombre visionario que durante toda su vida se había caracterizado por tener un espíritu emprendedor, empezó a retomar una inquietud que ya tenía varios años dándole vuelta en sus pensamientos y que consistía en encontrar algún tipo de transporte popular que viniera a sustituir a las típicas “Arañas”; aquellos carruajes de madera con dos enormes ruedas, jalados por mulas o caballos, las que por muchos años fueron el transporte preferido de nuestros padres.
Este personaje creador y promotor incansable de este popular transporte, fue el Miguel Ramírez Urquijo, mejor conocido como el “Chícharo”, mazatleco cien por ciento.
En su juventud el Chícharo se destacó por ser muy emprendedor y responsable, y prueba de ello son las pulmonías que llegaron para quedarse, un día se encontró con unos carritos de tres ruedas que una empresa que se dedicaba a la comercialización y reparación de aires acondicionados tenía a la venta, de inmediato los compró y se dio a la tarea de buscar más carros de este tipo. Así se dedicó a recorrer algunas ciudades de la República en busca de estos carritos y después de una afanosa búsqueda, localizo varios carritos en la Ciudad de México, mismos que se encontraban abandonados en un galerón y estaban en muy malas condiciones.
El rechazo de los sindicatos de transporte para con estos nuevos vehículos se agudizo, hasta el punto que los choferes de taxis paraban a la gente cuando pretendían abordar a este tipo de triciclos motorizados y en forma por demás apremiante les advertían que eran muy inestables, peligrosos y que por el hecho de estar descubiertas por todos lados, se exponían a contraer una “pulmonía”.
Este llamado de alerta, no evito a que la población usara estos simpáticos carros y si bien al principio se usaron por curiosidad y diversión, después con el tiempo, su tarifa y maniobrabilidad hicieron que su uso se generalizara por toda la ciudad.
Es a partir de estos ataques que el ingenio popular, bautizo a estos carritos con el nombre de “Pulmonías”, nombre que sigue conservando hasta nuestros días.