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El Carnaval Internacional de Mazatlán llegará en agosto al estado de San Luis Potosí

La magia, la tradición y la alegría del Carnaval Internacional de Mazatlán, llegará a San Luis Potosí el próximo 16 y 17 de agosto en la fiesta Maza Real, un evento colorido que une a los municipios de Mazatlán, Sinaloa y Catorce, San Luis Potosí.

La explanada Ogarrio, del Pueblo Mágico Real de Catorce y la explanada Estación Catorce, de la cabecera municipal, serán las sedes donde la realeza del Carnaval Internacional de Mazatlán, artistas del Ballet Folklórico del Instituto de Cultura, dirigidos por el Maestro Javier Arcadia, representarán a Mazatlán y darán una muestra del porqué la máxima fiesta del puerto es considerada como el mejor carnaval de México.

Javier Arcadia, director del Ballet Folclórico, indicó que asistirán a esta festividad gracias a la invitación que recibieron de parte de las autoridades del municipio de Catorce, Juan Francisco Javier Sandoval Torres, presidente municipal, y de José Barbosa, director de Cultura de Catorce.

“Va un gran espectáculo de Carnaval, iniciamos con “Costumbres y tradiciones de Sinaloa”, terminamos con “Fiesta del Carnaval”, vamos a promover el Carnaval Internacional de Mazatlán, lo hacemos con mucho orgullo, llevamos fiesta, cultura y tradición, para nosotros es un privilegio representar a Mazatlán a nivel Nacional e Internacional”, dijo Javier Arcadia.

Para esta ocasión la representación de Mazatlán será una comitiva con reinas del Carnaval Internacional de Mazatlán, 32 artistas del Ballet Folclórico, entre otros invitados.
Sede

Real de Catorce, San Luis Potosí, es un pueblo mágico con una rica historia minera y una fuerte conexión con la cultura huichol. Fue fundado en 1779, alcanzó su auge como importante centro minero de plata, llegando a ser uno de los principales productores a nivel mundial.

Entre sus atractivos turísticos está el Túnel de Ogarrio, único en su tipo en el país, el cual es la única vía de acceso al Pueblo Mágico de Real de Catorce, además de la Parroquia de la Purísima Concepción, la Iglesia de Guadalupe, la Casa de la Moneda y el Pueblo Fantasma, además de paisajes desérticos y su conexión con la cultura huichol.

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Iván Silva, crear y compartir desde el movimiento, un futuro que se danza

Desde Mazatlán, ciudad en la que el arte y el mar confluyen con intensidad, Iván Silva, egresado de la Generación XXIII de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM), proyecta su horizonte profesional con entusiasmo, compromiso y una profunda claridad, hacer de la danza una forma de vida sostenible, sensible y transformadora. A escasos días de su graduación, Iván no habla del cierre de una etapa, sino del inicio de un camino fecundo, vibrante y lleno de posibilidades creativas.

Su primera parada en este nuevo andar lo vincula directamente con dos proyectos guiados por el maestro Víctor Manuel Ruiz, – co fundador de la compañía Delfos Danza Contemporánea y co fundador de la EPDM junto con la maestra Claudia Lavista- en el marco del sistema de becas de creación.

En ambos proyectos, Iván se involucra como intérprete, pero su interés va más allá de la ejecución, desea comprender a fondo el proceso coreográfico, las dinámicas de producción profesional y, sobre todo, seguir creciendo como intérprete-creador. Esta búsqueda por comprender el lenguaje escénico desde su germen creativo refleja el sello que la EPDM ha sembrado en sus egresados, artistas pensantes, comprometidos con la construcción de significados a través del cuerpo.

Pero la vocación de Iván no se limita al escenario. Su interés en la docencia lo ha llevado a explorar metodologías pedagógicas desde la improvisación, el juego y el movimiento acrobático, en un enfoque que privilegia el goce y el descubrimiento en la danza.

Actualmente imparte clases en el estudio Escena 13, donde busca que sus alumnas y alumnos se reconozcan desde el movimiento, y encuentren en él una herramienta de libertad, expresión y bienestar.

En paralelo, Iván ha impulsado junto a colegas de su generación el proyecto escénico La Banca Vagabunda, una propuesta que surgió en 2024 con el afán de crear piezas a partir del juego, el pensamiento colectivo y la experimentación. El proyecto no solo ha tenido presencia en foros y espacios alternativos de Mazatlán, sino que ha evolucionado hacia una plataforma colaborativa donde artistas de diversas disciplinas, especialmente de la danza, comparten su trabajo audiovisual y escénico.

Su visión como egresado es clara, dar continuidad a este laboratorio de creación y convertirlo en un puente que conecte a artistas de distintos orígenes, generando espacios de libertad, colectividad y producción artística.

Iván Silva representa a una nueva generación de egresados de la EPDM que no esperan a ser contratados o llamados, crean sus propios espacios, construyen sus redes, y entienden el arte no solo como espectáculo, sino como forma de vida, pedagogía, comunidad y posibilidad de futuro. En tiempos de incertidumbre, sus pasos marcan una certeza, el arte es un camino posible y necesario. Y en su caso, ese camino se baila.

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Casa del Marino, de refugio de marinos a recinto de memoria

Ubicada frente al océano que tantas veces ha visto partir y regresar embarcaciones, la Casa del Marino en Mazatlán guarda en sus muros la historia silenciosa de quienes viven y trabajan en el mar. Fundada en la década de los 40, esta emblemática construcción fue, durante más de cinco décadas, un hogar de paso para los marinos mercantes que arribaban al puerto tras largas jornadas de navegación.

Una placa conmemorativa da testimonio del inicio de su construcción:

“Siendo Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos el C. Gral. de División Manuel Ávila Camacho, y Secretario de Marina el C. Gral. de División Heriberto Jara Corona, se inició la construcción de este edificio para la ‘Casa del Marino’ el 13 de junio de 1944 y se inauguró el 1º de junio de 1946.”

Esta inscripción no sólo consigna una fecha, sino que honra una visión de país que, incluso en tiempos difíciles, entendió la importancia de dar dignidad a sus trabajadores del mar.

Al hablar sobre la defensa y transformación de este espacio que tiene entre otras figuras clave a los Capitanes de Altura: Iván Hubbard Rentería (+) , Felipe de Jesús Hernández Ascencio, Mario Velázquez Salazar, y Carlos Angulo, éste último recuerda con firmeza y emoción el propósito original del lugar: “Como su nombre lo indica, la Casa del Marino era una casa para alojamiento de marinos que venían en tránsito”.

La Casa del Marino ofrecía doce habitaciones —algunas destinadas a oficiales y otras al personal subalterno— con alojamiento seguro, digno y de bajo coste, e incluso un pequeño desayuno.

“Aquí se alojaron inclusive almirantes de la Armada de México. Era un recinto con categoría de hotel de buen nivel, más que digno”, rememora el capitán.

En una época en la que los marinos podían pasar hasta un año completo a bordo antes de obtener vacaciones, este espacio era un respiro entre travesías largas y exigentes. Aunque su capacidad era modesta —albergaba entre veinticinco y treinta personas—, su valor era incalculable, era el único sitio diseñado específicamente para cuidar de quienes surcan los mares.

Pero los tiempos cambiaron, y con ellos, la funcionalidad del recinto. A finales de los años 90, al cesar los subsidios que la mantenían activa, la Casa del Marino cerró sus puertas y cayó en el abandono. Lo que pudo haber sido una pérdida irreparable se transformó gracias a la lucha decidida del Patronato Pro Restauración de la Casa del Marino.

“Seguimos luchando hasta lograr que no la destruyeran y que la reconstruyeran. Y este espacio es para Mazatlán, no precisamente para los marinos”, afirma con orgullo.

Esa resistencia encontró eco en el gobierno federal, que destinó cerca de 93 millones de pesos para su rescate y rehabilitación, incluyendo la museografía y la recuperación del histórico Fuerte 31 de Marzo. Hoy, la Casa del Marino renace como museo, un espacio donde cientos de visitantes pueden conocer la vida de los hombres que conviven con el mar.

Una de las habitaciones del personal subalterno se conserva tal como era, ofreciendo un vistazo tangible a la cotidianeidad de quienes ahí se hospedaban.

Convertida en un sitio de divulgación cultural y memoria histórica, la Casa del Marino no sólo honra al marino mercante, honra el espíritu de resistencia, dignidad y servicio. De ser un refugio modesto, ha pasado a convertirse en un monumento vivo que narra las historias del mar y sus hombres, y que Mazatlán orgullosamente ofrece como testimonio de su identidad portuaria.

Museo Casa del Marino abre sus puertas de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. ¡Entrada gratuita!