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Matilda Lloyd & Argentina Durán brindarán una noche de virtuosismo durante la clausura del Festival de Metales del Pacífico

Mazatlán se prepara para despedir con grandeza la Segunda Edición del Festival de Metales del Pacífico, y lo hará con una gala que promete elegancia, intensidad, y una exhibición extraordinaria de talento internacional: La trompetista británica Matilda Lloyd y la pianista mexicana Argentina Durán juntas en el majestuoso Teatro Ángela Peralta, el sábado 15 de noviembre a las 8 de la noche.

El recital Matilda Lloyd & Argentina Durán – Trompeta y Piano será el broche de oro para un festival que ha reunido a maestros internacionales, estudiantes, músicos profesionales y amantes de los metales en un ambiente de inspiración, aprendizaje y celebración musical.

El público asistente vivirá un concierto único, donde la potencia de la trompeta y la profundidad del piano, dialogarán en perfecta armonía sobre el escenario del Teatro Ángela Peralta.

Matilda Lloyd: el fulgor de la trompeta contemporánea

Consolidada como una de las trompetistas más destacadas del panorama internacional, Matilda Lloyd ha cautivado a audiencias en Europa, Asia y América gracias a su sonido lírico, precisión técnica y una expresividad que la ha convertido en referente de su generación.

Ganadora del prestigioso BBC Young Musician of the Year, Matilda ha colaborado con orquestas como la BBC Philharmonic, Royal Philharmonic Orchestra y la Academy of St Martin in the Fields. Su discografía y su presencia constante en festivales del mundo subrayan una carrera ascendente marcada por la búsqueda de nuevas sonoridades y la revitalización del repertorio para trompeta.

Para Mazatlán, su actuación será un privilegio irrepetible, un encuentro con una artista cuya presencia es sinónimo de virtuosismo y elegancia.

Argentina Durán: el fuego, la sensibilidad y la fuerza del piano mexicano

La pianista Argentina Durán, reconocida por su brillante técnica y su presencia escénica magnética, se ha posicionado como una de las solistas mexicanas más sobresalientes de su generación.

Formada en México y perfeccionada en escenarios internacionales, Argentina ha ofrecido recitales y participado en festivales en Estados Unidos, Europa y América Latina. Su versatilidad le ha permitido abordar repertorios que van del Barroco a la música contemporánea, siempre con un estilo refinado y un profundo dominio de su instrumento.

Su presencia en este concierto aporta calidez, carácter y una sensibilidad que promete elevar cada obra interpretada junto a Matilda Lloyd.

Este recital será un cierre inolvidable, donde dos artistas de trayectoria admirable unirán su sensibilidad musical para regalar al público mazatleco una velada de excelencia artística.
Costo de los boletos: Orquesta: $400.00, Primer Balcón: $300.00, Segundo Balcón: $250. 00, Tercer Balcón: $150.00. A la venta en https://mazboletos.com/.

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Reconocen legado musical del maestro Isidoro “Chilolo” Ramírez

En el marco de la Segunda Edición del Festival de Metales del Pacífico, uno de los momentos más profundos y humanos del encuentro musical fue el homenaje al músico y maestro Isidoro “Chilolo” Ramírez Sánchez, reconocido trombonista sinaloense, pionero en la música de banda, figura querida, respetada y recordada por incontables generaciones de jóvenes que encontraron en sus manos una guía, un refugio y un camino.

Mazatlán honra a un hombre que ha dado su vida por la música

El homenaje que recibió en la Segunda Edición del Festival de Metales del Pacífico no es un cierre, sino un reconocimiento vivo a una trayectoria que ha marcado hogares, escuelas, bandas, escenarios y corazones. El reconocimiento fue entregado por el legendario trompetista James Morrison en el Teatro El Cid.

Isidoro “El Chilolo” Ramírez no sólo es un músico admirable, maestro de trombón y tuba, arreglista y pilar de la enseñanza dentro del género de banda sinaloense, un hombre cuya vida demuestra que la música transforma, salva y eleva.

Hoy, Mazatlán aplaude no sólo su talento, sino su humanidad. Su capacidad de ver en cada joven un futuro. Su impulso incansable por mantener vivo el nombre de su tierra. Y sobre todo, su promesa cumplida, dejar un legado que seguirá sonando durante generaciones.

Cuando el maestro Isidoro responde, no sólo contesta, abre su corazón. Así lo hizo al reflexionar sobre lo que significa para él este reconocimiento, un honor que lo tomó con la humildad y la sinceridad que siempre lo han caracterizado.

El maestro Isidoro compartió que recibir este homenaje no es un acto ligero, es un espejo de todo lo vivido.

“Encierra tantos pasajes de mi vida, tantas caídas y levantadas para llegar a estas alturas… y compartir con las nuevas generaciones. Además, la confianza que depositan en mí… me voy muy satisfecho de toda mi aportación para las nuevas generaciones”, afirma.

Sus palabras revelan la trayectoria de un hombre que ha encontrado en la música no sólo un oficio, sino un destino.
Un hombre que se ha levantado una y mil veces, siempre con la trompeta o el trombón como ancla y esperanza.

Maestro dentro y fuera del aula

Su experiencia como formador lo llevó a hablar de una realidad que sólo quien ha trabajado a ras de tierra, con jóvenes y familias, conoce profundamente.

“Fíjate, llegan los papás con su hijo y lo primero que te dicen es: ‘lo traigo para que no ande de vago en la calle’. Ya con eso te dijo todo.”

Isidoro sabe que enseñar música es, muchas veces, salvar vidas.
Es abrir puertas, llenar vacíos, acompañar a quienes buscan una oportunidad. Su compromiso, como él mismo lo dice, va más allá de enseñar notas:

“A veces tenemos que tomar el lugar del papá… no es nada más música. Es formar, aconsejar, guiar.”

Y ese papel lo ha asumido con una responsabilidad enorme, sabiendo que cada niño o joven que pasa por sus manos lleva consigo una historia, un sueño y una necesidad profunda de ser escuchado.

Un mensaje para las nuevas generaciones

Cuando se le preguntó por sus consejos a los jóvenes músicos, el maestro Isidoro habló con la pasión que lo define:

“Que le pongan todas las ganas, porque la música es lo más hermoso que hay en este mundo… te fortalece el alma y te sirve hasta de terapia.”

Para él, la música no es una carrera: es un salvavidas, un lenguaje que sana, que une, que abre caminos donde parecía no haberlos.

Por eso, invita a los jóvenes a darlo todo, a esforzarse, a honrar la disciplina y el talento que Mazatlán ha sembrado en tantas generaciones de músicos:

“Recuerden siempre poner muy en alto el nombre de Mazatlán… de este puerto han salido los mejores músicos.”

Y no duda en mencionar con orgullo a figuras internacionales nacidas en este suelo, como el gran trompetista Ramón Flores.

Un maestro de verdad: corazón, disciplina y amor por su tierra

Isidoro “El Chilolo” Ramírez representa lo mejor del carácter sinaloense: esfuerzo, humildad, fortaleza, amor por la gente y amor por la música.

Su legado no sólo resuena en cada trompeta o trombón que instruyó, sino en cada joven que encontró en él un motivo para seguir adelante, un consejo que llegó a tiempo, un abrazo disfrazado de regaño, o una melodía que abrió una nueva forma de ver el mundo.

“Muchas gracias por su apoyo y ayudar a las nuevas generaciones que han tomado la carrera de la música, un abrazo.”

Sus palabras finales no sólo agradecen, abrazan.

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Héctor Peniche fusiona la alta cocina y la “novela negra” en “Diálogos de Nuestra Historia”

El reconocido chef, maestro de la gastronomía y apasionado de la literatura, Héctor Peniche, fue el invitado estelar del programa “Diálogos de Nuestra Historia”. La charla, celebrada en la Plazuela Machado, a un costado del Teatro Ángela Peralta, ofreció una conversación íntima y fascinante que conectó su vida como viajero y cocinero con su profundo conocimiento del género de la novela negra.

El programa, coordinado por Alonso Guerra y perteneciente al Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, se convirtió en un foro donde Peniche compartió anécdotas personales que definieron su vocación: desde un intento de trabajo en un barco atunero hasta su experiencia en los prestigiosos hoteles Four Seasons en México y Londres, donde conoció a su esposa, Victoria, hace 25 años.

Una vida de aventura y literatura

Héctor Peniche, quien se describió como una persona “muy inquieta” y “vagazo” en su juventud, relató su viaje en bicicleta de Costa Rica a la frontera con Brasil, que culminó en Chile, donde descubrió su pasión por la gastronomía.

“…. me di cuenta que eso era lo que yo quería hacer, yo quería estar en restaurantes toda mi vida. Yo dije esto es lo mío, se siente bien, me gusta, me encanta, yo puedo pasar horas aquí adentro,” comentó Peniche sobre su despertar vocacional en un restaurante en Pucón, Chile. Después regresó a México para estudiar gastronomía.

La Cocina de la Novela Negra

Uno de los momentos cumbre de la noche surgió cuando se le preguntó al chef cómo fusionaría su pasión literaria y culinaria para crear un platillo basado en una “novela negra”.

Peniche concibió un plato que evocaba la persecución y la complejidad del género:
Ingrediente: Una liebre, más que un conejo, por su sabor más fuerte y la dificultad de su caza.
Proceso: Requeriría un proceso de caza, despellejado y un obligado reposo de dos o tres días (colgada), para que la carne “se suelte” antes de la cocción.
Cocción: Métodos antiguos, como la brasa o la estaca, utilizando ingredientes de montaña como ginepro (enebro), hierbas, vino tinto y romero para suavizar y sazonar la dureza de la carne, comparando este estilo de sabores fuertes con el venado y el jabalí.

El chef también elogió la obra del escritor sinaloense Elmer Mendoza, destacando su habilidad para escribir de una manera “inclusiva” y divertida, utilizando lo que tiene a su alcance para conectar con el lector mexicano.

Los comentarios y preguntas del público aderezaron los Diálogos de nuestra Historia”, un programa que busca fomentar la reflexión y el intercambio de ideas con personajes que inspiran a la comunidad.

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El Cigala en Mazatlán, una noche de flamenco, son y corazón latino

Mazatlán vivió una de esas noches que quedan tatuadas en la memoria colectiva. El Teatro Ángela Peralta recibió a Diego “El Cigala”, un artista cuya voz parece nacida para doler, sanar y estremecer al mismo tiempo.

Traje rojo, bufanda vibrante, cabello recogido, sonrisa amplia. Y así, tal como lo prometía, apareció sobre el escenario… con un poderoso “¡Viva México!” que estremeció al público antes de que iniciara su canto. Y cuando comenzó, lo hizo con una caricia hecha canción: “Si te contara”, dando paso a una avalancha de emociones.

El Cigala, con ese magnetismo que lo caracteriza, hiló su repertorio entre sonoridades latinas, flamencas y bolerísticas. Al interpretar “Amar y vivir”, miró hacia el público con complicidad y expresó:
“Mazatlán es una tierra hermosa.”
Las butacas estallaron en aplausos.

Más adelante alzó su copa, regaló una sonrisa luminosa y volvió a exclamar con orgullo: “¡Viva México!”. El público no tardó en contestar con la misma fuerza: “¡Viva!”, generando uno de los momentos más cálidos y entrañables de la velada.

Sus músicos brillaron con alma propia

Cuando llegó “Lágrimas negras”, el teatro se transformó en un santuario sonoro. Los músicos que acompañan a El Cigala —maestros en sus instrumentos— se lucieron con solos llenos de virtuosismo, mostrando que esta gira es también un homenaje al talento que lo acompaña.

Las luces cálidas del teatro y el rostro emocionado del público crearon un ambiente casi cinematográfico.

Si te contara, Amar y vivir, Compromiso, Historia de un amor, Lágrimas negras, Ay cariño, Desahogo, Piensa en mí, Voy, Espérame en el cielo, El día que me quieras, 20 años, Se te olvidó, Adoro, Corazón loco, Simples cosas, Garganta con arena, Dos gardenias, La bien pagá fueron los temas interpretados.

Cada una de estas piezas fue recibida con ovaciones y más de un suspiro. Hubo quien lloró discretamente, quien cantó, y quien simplemente se dejó envolver por esa voz rasgada y eterna.

La presentación —parte del Festival Cultural Mazatlán 2025— reafirmó por qué Diego El Cigala es una leyenda viva que convierte cada escenario en una confesión, cada canción en un abrazo, cada nota en un puente entre naciones.

Al final, el público del Teatro Ángela Peralta se puso de pie, agradeciendo con aplausos prolongados una noche que celebró la música, la emoción y el alma.

Mazatlán no solo fue testigo; fue cómplice de un canto que nació desde lo más profundo del corazón gitano y latinoamericano de El Cigala.